Las manifestaciones multitudinarias del pasado martes en defensa de la universidad pública en Argentina han marcado un punto de inflexión contra la “motosierra” de Milei. Son las mayores protestas de los últimos 20 años y el reflejo de un creciente malestar contra una políticas de ataques y ajustes salvajes.

En la capital, las columnas de estudiantes, profesores y trabajadores se concentraron en el Congreso. Alrededor de las cinco de la tarde, la manifestación comenzó a avanzar hacia la Casa Rosada, la sede del Gobierno. La masividad de la marcha era tal que decenas de miles ni si quiera pudieron llevar a Plaza de Mayo.

En sus primeros cuatro meses de mandato, Milei se ha propuesto poner el RIP definitivo a unos servicios públicos ya muy golpeados. Ha paralizado obras públicas, cerrado organismos estatales, recortado jubilaciones y salarios, y ahora va a por el sistema de salud y educación. Pero el pueblo argentino está más que dispuesto a impedir esta agenda reaccionaria.

La Universidad pública bajo ataque

La formidable respuesta de la clase trabajadora y la juventud de la semana pasada (con marchas en más de veinte ciudades) es directamente proporcional a la gravedad del recorte presupuestario del presidente.

¿Cómo está afectando esto? Universidades impartiendo clases a oscuras o en el exterior por no poder encender la calefacción, cierres inminentes por falta de recursos, el curso de cerca de dos millones de estudiantes en el aire… un ejemplo es lo que pasa en la Universidad de Buenos Aires, la más prestigiosa del país, que se ha tenido que declarar en emergencia económica. Y es que el presupuesto para gastos de funcionamiento asignado actualmente constituye un recorte en términos reales del 80%. En breves no van a poder pagar las facturas de luz, se van a tener que dejar de utilizar los laboratorios para las prácticas en la mayoría de carreras de las ciencias de la salud, las bibliotecas van a tener que funcionar solamente mientras haya luz diurna y los hospitales universitarios se clausurarán.

Para colmo, los salarios de los profesores y del personal no docente también han caído de forma estrepitosa. Con una inflación del 300% interanual, el poder adquisitivo de los trabajadores se ha desplomado un 50% en cuatro meses, según los sindicatos, y el recorte universitario es del 70%.

El recorte también ha llegado a los centros de secundaria públicos y el Fondo de Incentivo docente (con el que las provincias pagaban parte de los sueldos a los profes de la pública) queda eliminado. En paralelo, el Gobierno ha puesto en marcha un plan de ayudas económicas destinadas a los padres que envían a sus hijos a colegios privados. Todo esto mientras esté Gobierno ultraderechista negacionista de la dictadura habla de adoctrinamiento, lavados de cerebro y de estudiantes “atrapados en la garras del socialismo”.

La movilización social combativa: el único lenguaje que entiende Milei

Milei llegó a la presidencia abrazado por toda la extrema derecha mundial y listo para cumplir con las políticas que exigen los capitalistas argentinos y el FMI: mano dura contra los trabajadores y jóvenes. Se creía intocable. Pero se está llevando una lección de realidad y dignidad obrera y popular.

En poco menos de medio año, una huelga general el 24 de enero tumbó la Ley Ómnibus. El 8 de marzo, la Marea verde argentina salió a defenderse contra los feminicidios y a dejar claro que el derecho al aborto conquistado en 2017 tras una rebelión de meses, no se toca. Las marchas contra la impunidad de la dictadura, a pesar de los intentos del Gobierno por silenciarlas y de negar los asesinatos cometidos, volvieron a sacudir la escena.

La clase obrera y la juventud tienen fuerza. Esa fuerza hay que organizarla en una nueva huelga general que paralice la educación, los servicios públicos y el país por completo. Este es el único lenguaje que entiende la extrema derecha y sus amos los capitalistas.

La forma de vencer la represión y frenar a Milei es la organización y la lucha colectiva. El Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria enviamos toda nuestra solidaridad y fuerza a nuestros hermanos y hermanas argentinas. Vuestra batalla es la nuestra. Estamos convencidas de que ¡el Gobierno de Milei no va a caer, lo vamos a tumbar!